Ejercicio 4: descripción de un objeto cotidiano
En una palabra: Guardiana. En una frase: El ojo que todo lo ve y que juzga si eres digno o no de que franquee el paso, hosco y voraz del único plato que quiere digerir. En un párrafo: Su color era dorado, de eso no había duda, aunque luciese infinidad de rallazos y muescas fruto de noches etílicas y visitas poco cuidadosas. Pero si su exterior era de oro, su interior era negro y oscuro, un mecanismo incognoscible que juzgaba la valía de quien estaba ante ella. Digno, no digno, así de sencillos éramos todos a su ojo. No le importaban las razones, no le importaba lo que cargáramos en nuestras almas y nuestras mentes, sólo éramos dignos o indignos. Un mundo de blancos y negros de una claridad meridiana, envidiable para aquellos que tenemos que lidiar con los grises de la vida cotidiana. Y yo, oscuro y desdichado, no era suficiente para que me cediese el paso a los anhelados bienes que guardaba. Objeto: una cerradura.